sábado, 7 de octubre de 2017

Proust, por Celeste

A poco de cumplirse 95 años de la muerte de Marcel Proust, proyectaremos, en 16mm, Céleste, basado en la biografía de quien lo acompañara durante sus últimos años, mientras escribía En busca del tiempo perdido. La función de la ópera prima de Percy Adlon (conocido mundialmente por Bagdad Café) será el miércoles 11 de octubre a las 20:30 horas, en austria 2154, con entrada libre y colaboración voluntaria.


Miércoles 11 de octubre - 20:30 horas
CÉLESTE
(Idem, Alemania, 1980, color, 106 minutos)
Dirección: Percy Adlon
Producción: Eleonore Adlon
Guión: Percy Adlon, sobre el libro “Monsieur Proust”, de Céleste Albaret.
Director de Fotografía: Jürgen Martin
Montaje: Clara Fabry
Dirección de Arte: Hans Gailling
Música: Cesar Franck.
Elenco: Eva Mattes, Juergen Arndt, Norbert Wartha y Wolf Euba.


París en torno a 1920, dos personas viven solitarias en un apartamento. Son Marcel Proust, que yace en la cama donde también escribe, y su ama de llaves Celeste, que en la esquina más apartada de la cocina espera con paciencia la llamada del señor con el timbre. Tiene veinte años y es originaria de provincias, él anda por los cincuenta y morirá pronto. Ella vive sólo para él, él vive sólo para su libro, En busca del tiempo perdido. Dos prisioneros en el mundo aislado de un apartamento.  


Se oye sólo el tictac de un reloj, cuando Céleste, ama de llaves de Marcel Proust, espera su llamada con el timbre, o el ruido aparatoso del ascensor, para acudir a atenderle con el café con leche o para saludarle después de una salida. Céleste está sentada pacientemente a la mesa de la cocina, las manos cruzadas en el regazo, a veces durante horas. La espera es sólo interrumpida por los recuerdos de las vivencias comunes de una pareja tan dispar. A un día sucede otro igual, desde las cinco de la tarde hasta la madrugada del día siguiente.



"Ya sé que usted no sabe nada y nada puede", le dijo Proust cuando ella comenzó a su servicio. Pero en el transcurso de los años se convirtió en su única confidente. Cuando ella entra en la habitación para cuidarlo, él algunas veces sólo levanta dos dedos para darle a entender que aún sigue con vida. Es una comprensión sin palabras, y Céleste se siente orgullosa, satisfecha y feliz.


Con los años, ella va ascendiendo lentamente a obligaciones de más responsabilidad; sirve de ayuda de cámara al vestirse el frac de una solícita enfermera, para encender el peletero durante el ataque de asma, de interlocutora, cuando el maestro cuenta sus excursiones al gran mundo, de portera, cuando le protege frente al mundo exterior, de secretaria, cuando pega en el manuscrito de "A la recherche du temps perdu" pequeñas notas, o cuando con torpe pluma añade todavía algo, o cuando sirve como objeto de estudio para el personaje de Françoise de la novela. En las últimas semanas de vida del escritor deja, en contra de su promesa, que el médico administre inyecciones a Proust. Su hermano ya había propuesto inútilmente un tratamiento médico. Pero cuando él muere, ella no está presente. En el lecho mortuorio corta un rizo de pelo para el hermano y otro para sí.

Una vez dice Céleste: "Hubo momentos en que creía ser su madre, y otros en que yo era como su hija."


El libro Monsieur Proust de Céleste Albaret, aparecido en 1973, ha sido el material temático de esta película. Albaret trabajó como ama de llaves desde 1914 hasta la muerte del escritor en 1922, y sólo ya muy tarde se decidió a grabar en cinta magnetofónica sus experiencias con el gran escritor. La película es muy fiel al libro, manteniendo la perspectiva de Céleste y ciñéndose fielmente a los recuerdos aún en los más pequeños detalles. Sólo con la perspectiva del narrador ha actuado más libremente Percy Adlon - Céleste fue su primera película para el cine, siendo conocido anteriormente sólo por sus ensayos radiofónicos y televisivos. Su versión cinematográfica abandona el distanciamiento temporal de "50 años después", ofreciendo una acción que abarca los últimos meses de la vida del poeta. Todo lo que ocurre tiene lugar en el recuerdo, y parte de la mesa de cocina de Céleste. De esta forma se entremezclan los tiempos felices, cuando Proust salía con su pañuelo de cuello blanco y sombrero de copa, con las fases finales de su grave enfermedad.

Así pues, la forma de narración de Céleste, subjetivo-asociativa, determinan la narración cinematográfica, "pero fija la perspectiva sólo sobre el maestro; en realidad, ella desaparece por completo como persona, convirtiéndose en lente y bocina" (Peter Buchka). Incluso se llamó a sí misma en una ocasión "perro de caza", cuando, siendo la única relación con el mundo exterior para el antiguo galán, preparaba los informes con el "monsieur" y le ayudaba en la búsqueda del tiempo perdido. Ella es propiamente la comparsa en esta obra de cámara para dos personas, pero que a la vez nos presenta una relación que hay que calificar de profunda y casi erótica. Siendo una relación de señor a sirviente, está impregnada sin embargo de un sentimiento de dependencia mutua. Sobre el misterio de esta relación dice Céleste: "Era seguramente su encanto, su sonrisa, su forma de hablar, colocando su pequeña mano en la mejilla. El sonido era en él música. Cuando la vida se acabó para él, también acabó para mí. Pero la música ha permanecido." 



Eva Mattes, que recibió el premio cinematográfica de Baviera por su interpretación, actúa de forma muy retraída; ella es la entrega completa, la espera, inmersa en el ritual diario, cuidadosa y a la vez decidida, ganándose con su fiabilidad y comprensión la confianza del introvertido maestro. Jürgen Arndt, maquillado como cadáver viviente, es mucho más excéntrico, sin romper el carácter retraído, exento de dramatismo, de la película, refugiándose en una concepción que componen conjuntamente el movimiento de la cámara, la técnica de imágenes retrospectivas, la adecuada iluminación (a cargo de Jürgen Martin) y el trabajo de los actores.

"La película se desarrolla casi exclusivamente en la vivienda de Proust, tenuamente iluminada con luz artificial, y sólo en la cocina, el dominio de Céleste, penetra levemente la luz del día. Unas pocas tomas exteriores favorecen el contraste: rótulos de las calles parisinas y rebuscados adornos en los portales de las mansiones de la ciudad evocan el refinamiento de la gran ciudad, las escuetas casas de piedra en el lugar natal de Céleste, la naturaleza desnuda... En lo aparentemente secundario de las tomas exteriores se vislumbra el núcleo de la relación entre Proust y Céleste: su encuentro bajo el signo de arte y naturaleza" (Neue Zürcher Zeitung)

Marli Feldvoß


Proyección en 16mm gracias al Goethe-Institut Buenos Aires.

Temporada XI / Función 219
Cineclub La Rosa
Austria 2154

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