lunes, 5 de agosto de 2013

Roman Polanski: Trilogía del departamento

Comenzamos un nuevo ciclo programado por Cristian Nicolás García dedicado a la "Trilogía del departamento" del gran Roman Polanski, que el 18 de agosto cumplirá 80 años. Proyectaremos Repulsión, El bebé de Rosemary y El inquilino los miércoles 14 y 28 de agosto y 11 de septiembre, a las 20:30 horas en Austria 2154, con entrada libre y colaboración voluntaria.


Son muchos los puntos en común que unen a los tres filmes elegidos para este ciclo.

Por empezar el género: todos oscilan entre el thriller psicológico y el terror.

La acción se desarrolla en tres grandes urbes: Londres, Nueva York y París, más precisamente en claustrofóbicos departamentos.

La alienación, entendida como despojo de la personalidad y la locura juegan el rol principal de su temática.

La clave de su diferenciación se encuentra en el abordaje y en la resolución de cada una de ellos.

Por lo expuesto consideramos que no sólo estamos frente a tres películas realizadas con maestría narrativa y visual, sino que conforman un objeto de estudio psicológico y sociológico por demás interesante.


Miércoles 14 de agosto - 20:30 horas
REPULSIÓN
(Repulsion, Gran Bretaña, 1965, blanco y negro, 105 minutos)
Dirección: Roman Polanski.
Elenco: Catherine Deneuve, Ian Hendry, Patrick Wymark, John Fraser, Yvonne Furneaux, Valerie Taylor, James Villiers, Helen Fraser y Renee Houston.


Miércoles 28 de agosto - 20:30 horas
EL BEBÉ DE ROSEMARY
(Rosemary's baby, Estados Unidos, 1968, color, 136 minutos)
Dirección: Roman Polanski.
Elenco: Mia Farrow, John Cassavetes, Ruth Gordon, Ralph Bellamy, Sydney Blackmer, Maurice Evans, Angela Dorian, Patsy Kelly, Elisha Cook y Charles Grodin.


Miércoles 11 de septiembre - 20:30 horas
EL INQUILINO
(Le locataire, Francia, 1976, color, 126 minutos)
Dirección: Roman Polanski.
Elenco: Roman Polanski, Isabelle Adjani, Melvyn Douglas, Shelley Winters, Jo Van Fleet, Bernard Fresson, Lila Kedrova, Claude Dauphin, Claude Piéplu y Rufus.


Roman Polanski
La vida de Roman Polanski estuvo signada desde pequeño por la tragedia. Estos sucesos influyeron fuertemente en su percepción sobre el mundo e indefectiblemente, se reflejaron en toda su obra.

Su oscura, siniestra y nihilista visión sobre la condición humana ha dejado una huella imborrable en la historia del cine.

El talento y versatilidad de este director nacido en París en 1933, le han permitido explorar diversos géneros cinematográficos a lo largo de casi sesenta años de carrera. Su estatus de verdadero auteur hizo que dejara su sello en cada uno de ellos, mediante una conjunción de humor negro, tensión y surrealismo.

Hijo de padres polacos, se mudó a Cracovia a los tres años de edad.

Su padre, era un pintor de origen judío y su madre era católica, aunque de apellido paterno judío. El origen de sus progenitores terminaría desembocando en la primera gran tragedia de su vida: durante la Segunda Guerra Mundial, ambos fueron enviados a distintos campos de concentración. Su padre logró sobrevivir al Holocausto; su madre, lamentablemente, perdió la vida en Auschwitz

El pequeño Roman logró escapar de los nazis haciéndose pasar por hijo católico de distintas familias polacas que le brindaron protección.

Durante este período decisivo de su vida, Polanski solía refugiarse en los cines en donde encontraba la distracción necesaria para abstraerse de la crueldad emanada por el mundo exterior. Fue en ese momento cuando comenzó a desarrollar su devoción por el séptimo arte.


Larga es la noche (1947) de Carol Reed y la excelente adaptación de Laurence Olivier de Hamlet (1948) fueron dos de sus tempranas influencias.

En 1950 comenzó sus estudios la escuela de cine, y simultáneamente, incursionó en el arte dramático en el teatro de Cracovia. Su debut actoral se produjo en la película Generación (1954) dirigida por uno de sus maestros, Andrzej Wajda.

Ese mismo año fue uno de los seis postulantes seleccionados para estudiar dirección cinematográfica en la prestigiosa escuela de Lodz. Tiempo después empezó a realizar una serie de cortometrajes: uno de ellos, titulado Dos hombres y un armario, le valió la obtención de cinco premios internacionales.

Su primer largometraje (y único filmado en Polonia) fue El cuchillo bajo el agua (1962) en él además, como en la mayoría de sus filmes, escribió el guión. Se trata de un drama existencial, superficialmente más realista que sus cortos.

Considerada la primera película polaca apartada de la temática bélica tras el acaecimiento de la Segunda Guerra Mundial, El cuchillo bajo el agua obtuvo un considerable éxito en occidente (fue nominada al Oscar como Mejor película extranjera), siendo elogiada por su precisión visual, y confirmando a Polanski como el más prominente de los cineastas jóvenes de su país.

Las mejores condiciones económicas que ofrecían Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia, hicieron que el director emigrara en búsqueda de nuevos rumbos.


Su primer destino fue Inglaterra. Allí filmó en 1965 Repulsión, siendo la primera de la posteriormente bautizada como “trilogía del departamento” que conforma este ciclo, y una de sus obras más inquietantes.

Rodada en Londres y protagonizada por la bellísima Catherine Deneuve, quien nos regala una actuación sobresaliente en el papel de una introvertida manicura belga.

Las características del personaje son presentadas desde la memorable secuencia inicial del film: el ojo de Deneuve, de mirada fija e inexpresiva permanece contemplativo. A medida que la cámara se aleja, observamos la pureza y belleza de su rostro.

Fuertemente influenciado por Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock, Polanski muestra al espectador, por primera vez en su carrera, el horror que se esconde dentro de una mente perturbada.

Desde el punto de vista narrativo, el guión es lineal y directo, aunque presenta algunos simbolismos. Uno de ellos, la descomposición del plato de conejo, evoca a la putrefacción de la mente de la protagonista.

Técnicamente, nos encontramos ante una obra que despliega virtuosismo, pese a haber sido desarrollada con bajo presupuesto, lo que acrecienta el mérito del maestro polaco. El film es percibido a través de los agudos sentidos del personaje protagónico y por tal motivo, el director pone especial énfasis en el uso del sonido y en la captación impresionista de imágenes tomadas desde ángulos innovadores, que provocan distorsión visual y violencia aterradora.


Al igual que Repulsión, sus posteriores películas británicas contribuyeron al aumento de su reputación. Ambas fueron comedias, aunque de diferente tono: La salvaje y beckettiana Cul-de-Sac (1966) y la ligera y barroca La danza de los vampiros (1967).

En 1968 realizó su primera película en Estados Unidos, la cual significó uno de los hitos de su carrera, tanto a nivel profesional como personal. Se trata de la segunda integrante de “la trilogía”: El Bebé de Rosemary, magnífica adaptación del best-seller homónimo de Ira Levin.

Nuevamente con una protagonista femenina (Mia Farrow) y desarrollada básicamente en un departamento, la acción toma lugar en la ciudad de Nueva York.

Los recién casados Rosemary Woodhouse (Farrow) y Guy (John Cassavetes) se mudan a un viejo y sórdido edificio, donde pronto comenzarán a ser acosados por sus ancianos vecinos Ruth Gordon (quien obtuvo por su papel el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto) y Sidney Blackmer. Cabe destacar que dicho edificio es el mítico Dakota, el mismo en el que años más tarde sería asesinado John Lennon por Mark David Chapman.

La macabra historia, la precisión en el manejo de los tiempos, las contundentes interpretaciones, y la insinuación como herramienta principal, hacen de El Bebé de Rosemary, la mejor película de terror de la década del ’60 y una de las mejores de todos los tiempos; a cuarenta y cinco años de su estreno, continúa siendo igual de impactante.

La temática satánica del film, perjudicaría a Polanski de maneras insospechadas. Al año siguiente a su estreno, serviría como móvil del brutal asesinato de su esposa, Sharon Tate (embarazada de ocho meses y medio), y de otras tres personas que se encontraban en su casa, a manos de la “familia” de Charles Manson.

Este episodio marcaría su vida para siempre.

Su siguiente película fue la polémica pero aclamada adaptación de Macbeth (1971), realizada poco después de la muerte de Tate y cuya gráfica violencia parece reflejar su dolor e indignación. Ésta versión se encuentra entre las mejores adaptaciones a la pantalla grande de la tragedia de Shakespeare.

Tanto Macbeth, como su posterior proyecto ¿Qué? (1972), la comedia realizada en Italia y protagonizada por Marcello Mastroianni, significaron fracasos comerciales.

El éxito de taquilla lo volvería a acompañar con Barrio chino (1974) el film noir protagonizado por Jack Nicholson y Faye Dunaway, que se encuentra entre los mayores logros de su carrera.


El inquilino (1976), rodada en París y basada en la novela de Roland Topor, completa la “trilogía del departamento”.

Abordando nuevamente el thriller psicológico, a diferencia de las otras dos, ésta vez el protagonista es un hombre; el propio Polanski, en el papel de Trelkovsky, lo cual le otorga un carácter más personal a la obra.

Aunque de temática similar, la película denota con respecto a sus antecesoras un marcado surrealismo. El uso opaco de la fotografía hace de la capital francesa una ciudad mucho más aterradora que Londres o Nueva York.

A pesar de no haber sido bien recibido por la crítica en un principio, años más tarde sería considerado como uno de los mejores trabajos de su carrera, transformándose en una obra de culto

En 1977 se vería involucrado en un escándalo. Acusado de abusar sexualmente de una adolescente de trece años, se vio obligado a abandonar Estados Unidos, no habiendo regresado allí hasta la fecha.

La restante filmografía de Roman Polanski fluctúa entre filmes de excelente factura artística (Tess, El pianista, El escritor oculto) y obras fallidas (Piratas, La última puerta). El inagotable talento y personalidad única que posee el director en cuestión, hacen que la constante de su carrera siempre sea la misma: su obra nunca pasa inadvertida.

Cristian N. García
Programador invitado

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