lunes, 23 de enero de 2017

La película soviética que auguraba un idílico futuro a la URSS en 2017

Fue publicada en 1960 e iba dirigida a los niños de las repúblicas socialistas. La curiosa cinta fue redescubierta recientemente en una colección familiar.


Cien años después de la Revolución bolchevique, la Unión Soviética ha alcanzado sus más altas cotas de desarrollo. Los viajes interestelares son una realidad, estaciones eléctricas voladoras controlan el clima y los "imperialistas" han sido vencidos y relegados a una lejana isla del Pacífico. La utopía socialista se ha implantado en todo el planeta, en el que reina la paz y la prosperidad.

Esta visión idealizada de la URSS en el presente año es la que imaginaron, en 1960, los directores rusos V. Strukova y V. Shevchenko para su película llamada En el año 2017, un filme futurista producido por Diafilm Studio en el que daban cabida a todas las fantasías tecnológicas de la época. Su visión del 2017 se configura en torno a 45 diapositivas que combinan ilustraciones y texto, formato muy popular en el bloque soviético en la época, y estaba dirigida a los niños de las repúblicas socialistas.

 
Fotograma de 'En el año 2017' obtenido de la red social Vkontakte. L. Smekhov

La curiosa cinta fue redescubierta hace poco por el petersburgués Sergei Pozdnyakov mientras rebuscaba en una vieja colección familiar, y fue subida fotograma a fotograma a la red social rusa Vkontakte por él mismo, según informa el diario The Moscow Times.

La película relata un día en la vida de Igor Sergeyevich, un joven moscovita que disfruta a diario de los impresionantes avances de la ciencia soviética. A través de su experiencia vital, desde el desayuno hasta sus clases de geografía, los directores rusos van dibujando un mundo futurista en el que los trenes de propulsión atómica cubren enormes distancias en poco tiempo y el Estrecho de Bering ha sido cerrado por una enorme presa que une Siberia con Alaska.

Además, la avanzada tecnología permite que enormes perforadoras excaven ciudades subterráneas en los gélidos páramos siberianos, en las que se mantiene una "primavera eterna" gracias máquinas que reproducen el clima de forma artificial a cientos de metro bajo la superficie.




No obstante, una enorme tragedia se cierne sobre a este idílico mundo. Los imperialistas, desde su exilio en el Pacífico, han probado un arma prohibida que ha provocado una enorme explosión y amenaza a todo el planeta con tormentas y tornados devastadores. Sólo la determinación de los empleados de la estación de control climático, entre los que se encuentra el padre de Igor, logrará enmendar la situación y salvar al planeta después de arriesgar sus vidas.

Tras la buena nueva, las celebraciones no se hacen esperar en Moscú, donde todos les reciben como héroes, entre ellos el pequeño Igor, que se funde con su padre en un abrazo ante la multitud jubilosa.

En el año 2017 no es sólo una película futurista en la que la propaganda y el entretenimiento comparten protagonismo, es también el reflejo de la fascinación que la tecnología despertaba en la época entre soviéticos y americanos. Y, sobre todo, es una cinta que recoge los anhelos y la esperanza del pueblo ruso en un porvenir próspero y libre de la amenaza atómica.

Pablo Rodríguez
Diario El Mundo, España

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